Enoturismo en la Terra Alta

Si por algo es conocida la Terra Alta y en concreto Bot es por sus vinos, no en vano contamos con una Denominación de Origen desde el año 1982. Este elemento determina el paisaje, la cultura y la forma de entender la vida. Encontramos diversas variedades típicas de la zona como el Morenillo, la Garnacha negra, la peluda y también la blanca. De esta última, la garnacha blanca, se concentra un tercio la producción mundial en la comarca y produce unos vinos muy especiales, los cuales se están promoviendo bajo la marca Garnacha Blanca 100%.

Olorar, observar, probar, sentir y sobre todo regar los vinos con una buena compañía son algunos de los ratos que puede ofrecer este territorio. Recuerde que la mayoría de bodegas hacen visitas a sus viñedos y bodegas, tastos comentats, así como pequeños cursos de cata para grupos, pero en la mayoría de casos trabajan bajo régimen de reserva previa. Contacte con ellos o con nosotros antes de venir para mejorar su experiencia enoturística. De momento hemos pensado que lo más acertado será Remon-vos-en algunos:

La producción de vino a lo largo de los años supuso la construcción a principios de siglo XX de un par de bodegas modernistas el de la Cooperativa Agrícola (Coop. Agr.) El Pinell de Brai, conocido como La Catedral del Vino, y el de la Coop. Agr. de Gandesa. Ambos diseñados por el arquitecto Cèsar Martinell discípulo de Gaudí y de Puig i Cadafalch y visitables hoy en día.

Un territorio dibujado por un cultivo

El tiempo pasa diferente en el mundo rural, las distancias son más cortas, el sol y el cielo están más presentes en el reloj biológico de cada uno. El tiempo viene marcado por el crecimiento de árboles y plantas en el mundo agrícola, pero el caso de las zonas vitivinícolas es especialmente ralentizado o revolucionado. El invierno se alarga con la viña dormida, pero, hacia el albril, en el momento en que despierta y empieza a «brotar», el trabajo se acumula y las familias se juntan para esvordar o escavallar (podar en verde) y unas semanas más tarde para desullar o espolear (despampar). Así es como solemos presentarnos el mes de junio, arropados bajo un sol que asa, haciendo el trabajo más desagradecida de todo el proceso de producción del uva. Durante el verano la viña irá creciendo, requerirá labradas y algún tratamiento. Hacia el mes de julio se acabarán de inflar los granos para ponerlos a nuestra disposición hacia finales de Agosto y durante el Septiembre (durante los últimos años la vendimia se ha adelantado). Esta es una de las épocas del año donde los vínculos familiares y locales se aferran más y más fuerte a nuestro pasado, presente y futuro. La vendimia carga el riñones, asa la nuca, pero se realiza con alegría viendo como estisorada a estisorada las uvas van subiendo hasta llenar el remolque. La uva, el el vino y el Terralta interactúan durante todo el año. La producción de uva y el propio vino determinan fuertemente la idiosincrasia de la mayoría de los terraltina. Las tradiciones condicionan la forma de cultivo y la de elaboración del vino. En definitiva la nuestra es una realidad vinculada a este mundo que te queremos mostrar.

Si desea saber más sobre la variedad garnacha blanda a continuación os dejamos un vídeo: